origen del true crime

El libro de las estafas, también conocido como Un nuevo libro para frustrar a los estafadores, basado en la experiencia mundana, es uno de los primeros acercamientos de la historia al género del true crime. Este libro fue publicado por primera vez en 1617, a finales de la dinastía Ming, cuando el comercio ambulante comenzó a crecer y con él, las estafas y negociaciones entre vendedores. Aunque este libro tenía el objetivo de advertir sobre los trucos para no ser víctima de ellos, también podía usarse como “manual de instrucciones” para los estafadores. El true crime lleva siglos en nuestra sociedad, advirtiéndonos y mostrándonos hasta dónde son capaces de llegar los seres humanos.
Gran Bretaña también fue una de las primeras en publicar contenido sobre true crime. A través de múltiples formatos, pero especialmente utilizaban folletos o chapbooks en los que se narraban diferentes historias. Esta forma de crear contenido fue un éxito por dos motivos. El primero es que era muy barato de producir gracias a los nuevos métodos de impresión que estaban surgiendo. El segundo, y que más empuje dió al género, fue la alfabetización de la población. Había múltiples estilos dentro de las publicaciones, desde los más elaborados para las clases sociales más altas, a carteles que se colgaban en las paredes y cuyo objetivo era entender la psicología del propio asesino desde su punto de vista en el crimen. El morbo por los crímenes y la

violencia siempre han atraído a la sociedad y esto hizo que el género del true crime, no solo se mantuviera a lo largo de la historia, sino que haya ido evolucionando y adaptándose a cada momento y necesidad tecnológica. No obstante, se le atribuye a Truman Capote la creación del modelo que inspira hoy en día el true crime que consumimos, gracias a su novela A sangre fría de 1965.
Son muchos los escritores que han publicado distintos textos en los que se narraban, se investigaban y se analizaban los hechos que rodeaban el crimen. Se han estudiado todos los puntos de vista posibles, desde el propio asesino, hasta los vecinos de la víctima. También las distintas formas en las que la sociedad ha reaccionado antes los crímenes: tanto a la víctimas que suscitan empatía y se les cree, como a las que se les pone en duda y quedan sin recibir justicia.